viernes, 5 de octubre de 2007

Ley Natural


















Sé que es la ley de la selva,
soy carne fresca de la que otros vivirán.
Seré la cena futura
de una mesa compartida
o una presa de un predador.
Quizás nada de esto evite
pero deja que intente llegar a ti,
que abras las ojos al horror que yo vivo
y que otros hermanos hoy deben vivir.

No es necesaria la cruel tortura
por una moneda más que podrás obtener,
no es necesario el castigo salvaje
por el que tú confiscas mi piel.
Vivo a expensas de otros seres
pero no hay placer en hacerlos sufrir,
consumo lo justo, lo lógico, lo sencillo
¿es qué acaso no lo puedes entender?

Soy una vida, que respira y que sufre
que no puede defenderse de ti,
por eso entiende: si has de usarme
no es necesario el que me hagas sufrir así.

Liliana Varela

¿QUIENES SON?
















¿Quienes son estos seres altos y fuertes,
erguidos sobre dos piernas?
Ellos llevan un lenguaje que no comprendo.
Me alimentan, me cuidan.
Me ven crecer, no dan espacio para correr.
Me encierran en pequeñas cajas de metal.
Me alimentan, pero nunca me acarician.
Luego un día abren la caja.
Me toman.
Me toman de los pies y me sacan.
Me golpean, me golpean.
¡Me siguen golpeando!
Grito pero el grito no alcanza.
Nadie, ni nada puede socorrerme o defenderme
de lo que no entiendo, pero sucede.
Destrozan mi cara.
Intentan borrar todo rastro de resistencia.
No alcanzo a ver más allá de una luz
Un ojo electrónico que cree captar mi dolor.
Atontado, permanezco desfalleciente sobre el suelo helado.
Me vuelven a tomar.
¿Pero éste ser no era el que me alimentaba todas las mañanas?
Ahora pasa a través de mis pies una ganzúa.
Atraviesa mi carne.
Me cuelgan cabeza abajo.
Intento escapar pero es inútil.
Mis manos danzan en el aire,
una coreografía aterradora.
Y siento el filo metálico de la locura.
La maldad de estos seres que disfruta
de mi larga tortura.
Siento frío, por todo mi cuerpo.
Me siento más pequeño.
Siento sangre correr.
Veo caer la sangre sobre el suelo.
¿Toda esa sangre es mía?
Luego me vuelven a tomar.
El dolor es inmensurable.
El frío me ahoga, pero no me mata.
Me arrojan como desperdicio
sobre una montaña de cadáveres.
La carretilla de los desollados.
En eso reacciono, intento incorporarme.
¡Estoy vivo! ¡No he muerto!
Intento levantarme pero carezco de fuerzas.
Mi cuerpo no responde, se convulsiona descontroladamente.
Levanto mi cabeza,
y la vuelvo para intentar levantarme.
Entonces veo una masa de carne despellejada y sangrante.
Primero no comprendo.
Luego reconozco mi cuerpo.
¿Qué me han hecho?
¡Esto es peor que morir!
¿A esto confinaron estos seres mi existencia?
¿A tener este fin? ¿y mi destino divino?
El ojo electrónico vuelve a clavarme los ojos.
A captar mi última mirada.
Impregnada de infinito dolor.
Dejo caer mi cabeza y me resigno a ser,
un montículo más en la montaña de cadáveres.
A ser un producto más de la avaricia humana.


Amparo Carranza

HOMO SAPIENS
















(Dedicado a Alejandro Drewes)

Nada es suficiente para salvar
el último tono del verso mudo,
mudo y loco
se fue el verso vacío,
ese que ha matado la crueldad
que solo llega de la mano del hombre.

Diez, veinte, cien…golpes,
y la pupila derrama su inocencia,
las manos se hacen río de muerte
entre la luz helada
que desde la rabia impotente
va quedándose roja.

Y nada más existe
desde el silencio manchado
por el dolor inútil:
nada más que la cordura dividida,
nada más que la locura amancebada con el asco
desde la aversión de saberse humano…

Nieva salvajismo en el norte,
el gemido de las focas
queda acallado en algideces color rubí:
y yo, entre vómitos, me reconozco homo sapiens,
examinando la urgencia de una homoplastia
para la sordidez del mundo.

Issa Martínez

jueves, 4 de octubre de 2007

Palabras...



A medida que he ido recopilando material para este sitio, muchas dudas me asaltaron. No estoy muy segura de si mis compañeros escritores querrán unirse y, en realidad, mi principal incertidumbre es que no tengo muy claro que esto sirva para su propósito.

En realidad este nuevo camino es un emprendimiento bisoño, una ocurrencia acuciada por un video que llegó a mis manos y que me causó una enorme y desagradable impresión. Pero sabiendo que existen organizaciones de mucha más fuerza y que apenas nada han podido hacer, no puedo dejar de preguntarme lo que un pequeño grupo de personas y con muy pocos recursos pueda lograr.

No sé, definitivamente, qué pasará. Pero tampoco tendré la conciencia tranquila, si no lo intento. En fin, sé que sola no podré hacer nada, así que dejo en estas letras un llamado a mis compañeros escritores y a todos los posibles lectores de este blog para que se unan a una causa, cuyo futuro es bastante incierto.

A mis compañeros escritores les pido envíen sus textos alusivos al tema: artículos, poemas, propuestas, etc. y, bueno, empecemos y ya el tiempo dirá…

Issa Martínez

GRANJA DE PIELES




Help Stop the Cruel Fur Industry.

AYUDAR A DETENER LA CRUEL INDUSTRIA DE LAS PIELES



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en memoria de Steve Irwin

Fotografía de Katey Jaynek (Tasmania)